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Probablemente hay algo que nunca cambiará en los aficionados al ajedrez: la pasión por aprender aperturas. Da igual que Capablanca o los mejores Grandes Maestros insistan en la importancia de otras fases de la partida, o de otras técnicas del juego como el cálculo, las aperturas siempre acaban por delante en las ventas de libros o en las preguntas de las clases de ajedrez.
Llevados por esta sana devoción os quiero presentar un método sencillo para aprender aperturas que va algo más allá de leer libros y tratar de memorizar variantes (que también es una forma de hacerlo).
Lo primero que tienes que saber es qué aperturas son mejores para tu estilo de juego y para el tiempo que puedes dedicar a estudiar. A veces, sorprende ver a aficionados con insuficiente nivel preparando líneas como la variante najdorf de la defensa siciliana o la india de rey. Si tu nivel está por debajo de los 2000 puntos de ELO probablemente no todas las aperturas sean para ti, incluso diría que si tu nivel no es superior a 2100 puntos de ELO no todas las aperturas son para ti. Esto no quiere decir que no existan decenas de buenas posibilidades, pero es preferible que comiences de lo más básico a lo más complejo. Piensa que determinadas líneas teóricas exigen una gran memorización que, además, debe ir precedida de una buena comprensión posicional.
En un post más adelante me detendré en este punto.
1) Lo primero que tienes que conseguir es una buena base de datos de partidas. La megadatabase de chessbase es una opción muy buena aunque algo cara, puedes consultarla aquí
Personalmente es la que más me gusta.
2) Selecciona la línea que deseas estudiar, filtrando entre todas las partidas por la posición que da inicio a la variante en cuestión. Selecciona unas 50 o 60 partidas entre los jugadores que tengan el mayor rating pero que nunca exista una diferencia entre ellos superior a 200 puntos. Por ejemplo, si encuentras una partida de Carlsen cuyo ELO es superior a los 2800 descarta las partidas en las que juegue él contra rivales por debajo de los 2600 puntos.
3) Revisa todas las partidas rápidamente, ve pasando una partida tras otra sin profundizar demasiado. Se trata de que te familiarices con los esquemas y los patrones clave.
4) Vuelve a revisar las partidas. Pero en esta ocasión detente en los momentos clave y trata de averiguar cómo jugarías tú. No se trata de que te tires 20 minutos analizando. Se trata de que lleves a cabo un mínimo esfuerzo para que luego los conceptos se fijen de una manera más duradera. Intenta adivinar cómo jugarán esos buenos jugadores.
5) Anota en cada partida las ideas de cada posición. Lleva a cabo un aprendizaje activo y busca formas de juego similares en todas las partidas: estructuras que más se producen, transiciones de la apertura al medio juego, lugares a los que las piezas acuden con más frecuencia, tipo de posiciones estáticas y dinámicas que más se dan… Con toda esta información construye tu propio “libro” haciendo anotaciones.
6) Por último, prueba a comparar tus estudios con algún buen manual, puede ayudarte a comprender algunas cosas y a completar tus análisis.
De esta manera, aunque te sorprenda, el aprendizaje es mucho más efectivo, porque no sólo te limitas a ver como transcurre una partida, eres tú quien tiene que esforzarse por entender las cosas. Y este esfuerzo te permitirá sentar las bases para cada vez que tengas que acudir a tu memoria.
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